¿Existe realmente la adicción al sexo?
Mientras estás leyendo esto seguramente haya cientos, miles, millones de personas teniendo sexo, la sexualidad es algo natural, es una parte importante de la vida y puede ser una gran fuente de intimidad, placer y conexión emocional. Todos hemos nacido gracias al sexo, pero también es cierto que para algunas personas la conducta sexual se ha transformado en un problema difícil de controlar.
La adicción al sexo es un tema polémico entre los profesionales de la sexología, ya que aún no hay un consenso sobre si es una verdadera adicción o un comportamiento compulsivo derivado de otras enfermedades de salud mental. Algunos opinan que para determinar una adicción habría que establecer un parámetro de la conducta sexual “normal”, es decir la cantidad, frecuencia e intensidad con las que se debería fantasear o concretar una práctica sexual, y eso es extremadamente difícil, mientras que hay otros profesionales que defienden la necesidad de definir un diagnóstico y un tratamiento para ayudar a aquellas personas cuya conducta sexual sea excesiva y altere su vida.
Hasta ahora se ha llegado al acuerdo de que la forma más efectiva para determinar la presencia de una adicción tiene que ver con el grado de malestar subjetivo y con el impacto social derivado del comportamiento sexual, como por ejemplo:
- Consumo excesivo de tiempo planificando y/o participando en conductas sexuales.
- Deseo persistente y esfuerzos infructuosos para controlar el comportamiento sexual.
- Actividades rituales previas asociadas al comportamiento sexual.
- Desatender obligaciones laborales, domesticas, sociales o académicas por planificar o participar en conductas sexuales.
- Continuar con la conducta sexual a pesar de que ha causado problemas en su entorno social, económico, psicológico o físico.
- Necesidad de una mayor intensidad, frecuencia, y riesgo para experimentar las mismas sensaciones iniciales.
- Presentar malestar, ansiedad, inquietud, irritabilidad si no puede llevar a cabo la conducta sexual.
Es importante destacar que tener una alta frecuencia de actividad sexual o disfrutar del sexo no se traduce necesariamente en una adicción. Las personas adictas al sexo presentan un comportamiento sexual compulsivo que interfiere significativamente en la vida cotidiana, que no puede ser controlado pese a los efectos negativos que provoca, y que genera una enorme sensación de vacío y frustración para quien lo experimenta.
Si estás preocupado por tu comportamiento sexual es conveniente buscar ayuda terapéutica de un profesional especializado. La terapia ayudará a reconocer la causa, solucionar las consecuencias emocionales y sociales, desarrollar estrategias para controlar los comportamientos sexuales, y enseñarte como aprender a convivir de una manera más sana y respetuosa con la sexualidad.